EL ARTE DE RECIBIR
5 Diciembre 2019
Es un ruido que inicia la fiesta. O, más bien un sonido, siempre el mismo, como si fuese una ceremonia. Cuando el tapón de corcho de una botella de champagne salta por los aires, todos saben que se ha dado el pistoletazo de salida y que la fiesta puede realmente comenzar. ¿Y cuándo terminará? Eso, nadie puede decirlo.
El champagne es un vino único. El de las fiestas y las celebraciones. Las grandes ocasiones y los momentos inolvidables. Es el vino que no falta en las mesas excelentes, maravillosamente decoradas. A Madame Clicquot le gustada decir que sus champagnes tenían que mimar «a la vez el paladar y la vista». Incorporemos también el espíritu. Porque el champagne se bebe siempre con la mente tranquila y alegre.